El Señor me llevó a ver la mesa de la cena de las Bodas del Cordero...
...y alrededor de ella unas sillas
de oro resplandecientes, y estaban cubiertas por un manto blanco
muy brillante...
...en cada silla había dos ángeles, el Señor les dio la orden y alzaron lo que las cubría y
estaba el nombre escrito de la persona en oro en cada silla
Y él Señor
empezaba a llamar a esa persona, esa persona se le acercaba al Señor, y él le
decía:
“Gracias Hija por estar aquí,
gracias porque yo te estaba esperando...
...porque tú puedes ser parte de esta mesa...
...y
estar sentada conmigo
porque aceptaste la invitación”
Y el Señor seguía llamando hasta que llegaba a una parte donde
llamaba a alguien y esa persona no estaba allí...
...y el Señor cada vez que pronunciaba
ese nombre, en cada letra, él sentía que una parte de su corazón se desgarraba, en
cada letra que decía de ese nombre, se le salían las lágrimas...
... y decía:
¡¡¡ ¿POR QUÉ NO ESTÁS AQUÍ? !!!
Te tenía un lugar en la mesa para que te sentaras conmigo, y
hablaras conmigo
y cenaras conmigo, yo te tenía un lugar...
...porque tú haces parte
de mi corazón
¿POR QUÉ NO VINISTE?
¿Por qué no aceptaste mi invitación?
Y el Señor lloraba y lo decía con esa pasión,
¡Se le desgarraba el corazón!
Seguía llamando y la persona siguiente que estaba en ese lugar,
se le acercaba al Señor y le secaba las lágrimas, y él le decía
“Gracias hijo por estar aquí,
gracias
hijo porque tú eres mi vaso,
porque puedes secarme las lágrimas,
gracias
por estar conmigo,
porque tú eres digno
de estar sentado aquí conmigo
en
mi mesa”
Y cuando el Señor terminaba de llamar en la mesa, me llevó a ver
las moradas
Y se sentía ¡Un olor!
¡¡¡Tan grato!!!
¡¡¡Tan grato!!!
Se sentía ¡¡¡Una paz!!!
Era como si el Señor nos estuviera cargando...
y el Señor me decía:
“Puedes hablar conmigo si
tienes algo puedes hablar conmigo, puedes hacer lo que quieras, eres digna de
estar aquí conmigo"
“¡ERES MI HIJA!”
“¡ERES MI HIJO AMADO!”
¡YO ENTREGUE TODO POR TI!
¡Y lo decía con amor!
Salí con el Señor, y veía los árboles, las flores,
y las flores cantaban...
...y los árboles aplaudían con las hojas...
...y cada vez que el Señor pasaba ¡Ellos se arrodillaban!
Los peces salían del agua y se arrodillaban,
Las flores decían:
¡¡¡ALELUYA!!!
"PORQUE TU ERES EL HIJO DEL DIOS VIVIENTE”
"PORQUE TU ERES EL HIJO DEL DIOS VIVIENTE”
¡ALELUYA!
¡¡¡SEÑOR!!!
¡¡¡ALELUYA!!!
¡¡¡SEÑOR!!!
¡¡¡ALELUYA!!!
Y cantaban aún las flores
Y los peces salían de las aguas y se le arrodillaban
y decían:
“SÍ SEÑOR,
¡TÚ ERES EL HIJO DEL DIOS VIVIENTE!”
¡TÚ ERES EL HIJO DEL DIOS VIVIENTE!”
Hasta los peces salían, y los árboles desde su altura, se
inclinaban ante el Señor, se doblaban
Y el Señor me decía:
“¡¡¡VES!!!”
¿Por qué mi pueblo me desprecia?
¡Si hasta los árboles y las flores me alaban!
¡¡¡Y
MI PUEBLO ME DESPRECIA
CON CUALQUIER
BASURA DEL MUNDO!!!
BASURA DEL MUNDO!!!
Con ese dolor lo decía
¡¡¡Se le desgarraba el corazón!!!
Él me decía:
“Mi pueblo me desprecia”
¡¡¡POR
BASURA QUE ES EL MUNDO!!!
¡¡¡EL MUNDO ES BASURA!!!
Y para cada uno de la congregación,
¡Hay una silla preparada!
El único paso es:
¡ACEPTAR A JESÚS EN SU CORAZÓN!
Porque cada uno tiene su morada,
cada uno tiene su silla
¡PARA SENTARSE JUNTO AL SEÑOR!
Lo único que tenemos que hacer es aceptar al
Señor Jesús, arrepentirnos de todo corazón, porque el Señor dice:
YO QUIERO QUE
MI PUEBLO
ESTE CONMIGO,
PORQUE SON UNA PARTE
TAN VALIOSA DE MI CORAZÓN,
PORQUE SON UNA PARTE
TAN VALIOSA DE MI CORAZÓN,
¡¡¡SON LA PARTE MÁS VALIOSA!!!
Porque si fueran poca cosa,
¡Cómo iba a entregar a mi Hijo!
¡Lo más amado que yo tenía!
Y cada vez que decía algo se le desgarraba el corazón, lloraba…
(Testimonio de la niña Geraldine y el precioso mensaje que Dios le dio para su amada iglesia)
¡¡¡NO PIERDAS TU LUGAR ALLÁ EN EL CIELO, VUELVE TU MIRADA AL SALVADOR ARREPIÉNTETE DE TODOS TUS PECADOS
ENTREGA TU VIDA A ÉL, ANTES QUE SEA DEMASIADO TARDE!!!
EL SEÑOR VIENE A RECOGER A SUS HIJOS
HUMÍLLATE DELANTE DE SU PRESENCIA Y ÉL TE LEVANTARÁ
¡BUSCA EL ROSTRO DEL SEÑOR!
EN AYUNO, LLORO Y LAMENTO,
¡EN VERDADERO ARREPENTIMIENTO!