domingo, 28 de agosto de 2022

¡EL INCOMPARABLE AMOR DE DIOS! Testimonio hermana Geraldine


"....En mi sueño me encontraba en un cementerio, donde había  muchas tumbas de personas, había allí una mesa y encima de ella se encontraba "el Libro de la muerte" … 
... empecé a mirar ese libro vi en su interior el nombre de un hombre y estaba subrayado, cogí algo y comencé a tachar el nombre de esa persona y algo salió de la tierra, con unas espadas y ese ser quería matarme, y con la mirada él me decía: Es que si tu estas con el Señor, ¡No te atrevas a estar conmigo! ¡No te atrevas a acercarte! Pero el Señor se puso a mi lado y le dijo: Atrévete a tocarla y él se fue. El Señor me dijo: "Quieres ir al cielo" le dije: , con mucha emoción entonces comencé a subir hasta que llegué al cielo y en la entrada había una recepción donde me preguntaron mi nombre: ¿Cuál es su nombre? Mi nombre es Geraldine
 -Ah sí, el amado le está esperando
Entre, ahí estaba el Señor, Él me dijo que hablara con él, que le dijera todo de mi niñez, todo lo que yo quería" 
entonces yo le decía al Señor: Pero, ¿Por qué paso esto y esto, y esto?...
 y Él me decía: "Es que yo con todo tengo un propósito"... 
cuando terminamos de hablar, el Señor me llevó hacía afuera...
 y vi una mesa, alrededor de ella habían sillas de oro resplandecientes, y había algo que las cubría, de un color blanco muy brillante...
en cada silla habían dos ángeles, y después de eso el Señor les daba la orden y ellos alzaban eso que las cubría y estaba el nombre escrito de la persona en oro, 
y él Señor empezaba a llamar a esa persona, esa persona se le acercaba y él le decía: "Gracias Hija por estar aquí, gracias porque yo te estaba esperando...
… porque tú puedes ser parte de esta mesa y estar sentada conmigo porque aceptaste la invitación”
 y el Señor seguía llamando hasta que llego a una parte donde llamaba a alguien y esa persona no estaba allí, y el Señor cada vez que pronunciaba ese nombre cada letra él sentía que una parte de su corazón se desgarraba, en cada letra que decía de ese nombre, se le salían las lágrimas, y decía: "¿Por qué no estas aquí? 
Te tenía un lugar en la mesa para que te sentaras conmigo, y hablaras conmigo y cenaras conmigo, yo te tenía un lugar porque tú haces parte de mi corazón 
¿Por qué no viniste? 
Porque no aceptaste mi invitación" 

y el Señor lloraba y lo decía con esa pasión, se le

 desgarraba el corazón.

 Seguía llamando y la persona siguiente que estaba en ese lugar, se le acercaba al Señor...
y le secaba las lágrimas, y Él le decía: "Gracias hijo por estar aquí, gracias hijo porque tú eres mi vaso,  porque puedes secarme las lágrimas, gracias por estar conmigo, porque tú eres digno de estar sentado aquí conmigo  en mi mesa" 
y cuando el Señor terminaba de llamar en la mesa, me llevó a ver las moradas y yo entré a las moradas, y se sentía un olor ¡¡¡Tan grato!!!, se sentía ¡¡¡Una paz!!!, era como si el Señor nos estuviera cargando, 
y el Señor me decía: "Puedes hablar conmigo, si tienes algo puedes hablar conmigo, puedes hacer lo que quieras, eres digna de estar aquí conmigo, eres mi hija... 

eres mi hijo amado yo entregue todo por ti 
  … por eso te preparé está morada, porque tú eres digno de estar aquí conmigo", y lo decía con amor.
Yo salí con el Señor, yo veía los árboles las flores

y las flores cantaban
 y los árboles aplaudían con las hojas, 
y cada vez que el Señor pasaba ellos se

 arrodillaban, 

los peces salían del agua y se arrodillaban, 

las flores decían:
¡Porque TU ERES EL HIJO DEL DIOS VIVIENTE!
¡Y cantaban aún las flores! 
Y los peces salían de las aguas y se le arrodillaban, y decían "Sí Señor tú eres el Hijo del Dios viviente"hasta los peces salían,
y los árboles desde su altura, se inclinaban ante el Señor, se doblaban.
Y el Señor me decía: "Ves, ¿por qué mi pueblo me desprecia? Si hasta los árboles y las flores me alaban
Y MI PUEBLO ME DESPRECIA CON CUALQUIER BASURA DEL MUNDO
Con ese dolor lo decía, se le desgarraba el corazón, él me decía:
"Mi pueblo me desprecia, POR BASURA QUE ES EL MUNDO
¡¡¡EL MUNDO ES BASURA!!!"
El anhelo de Dios es vernos en su reino, por ello el dio su vida para salvarnos. 
Lo único que tenemos que hacer es  arrepentirnos de todo corazón aceptando al Señor Jesús como nuestro SEÑOR Y SALVADOR y vivir haciendo su voluntad.
El Señor dice: 
YO QUIERO QUE MI PUEBLO ESTE CONMIGO, PORQUE SON UNA PARTE TAN VALIOSA DE MI CORAZÓN,
¡¡¡SON LA PARTE MÁS VALIOSA!!!
Y cada vez que decía algo se le desgarraba el corazón, lloraba.